17 junio, 2010

Raro ll.

De un tiempo para acá y desde ya, me he dado cuenta que mis sentimientos, que mi sensibilidad esta tan a flor de piel que disfruto intensamente cada momento y la verdad es que hay veces que me turba porque me sorprende la sensibilidad con un vuelco al corazón, con una sensación de no poder pasar saliva cuando al leer un libro encuentro y me encuentro en una frase, en una serie de palabras, o simplemente al observar a un niño chiquitpo en brazos de lo que parece ser su madre y éste pequeñin la contempla, si, la contempla con tal dulzura que me remueve algo dentro de mi que me hace casi llorar.

Hay cosas como esas que de repente no puedo controlar me asusta cuanta sensibilidad para esas cosas estoy desarrollando, y me asusta porque me sorprende el sentimiento; algunas otras veces son aromas de recuerdos de mi pasado que navega conmigo transportandome a un edificio en la calle de Mariano Escobedo casi esquina con la México-Tacuba.

Las ganas de llorar no son por tristeza y mmmm tampoco son de nostalgia; esta vez estoy muy seguro que disfruto cada uno de esos momentos con total plenitud que hay veces que dejo escapar las lágrimas sin importarme que me vean los de rededor, la verdad no me importa porque me lleno de vida con lo que en el momento escucho, miro, percibo con mi naríz, saboreo o simplemente siento en mi piel en mis brazos y me detengo a tratar de grabar cada centímetro, cada imagen, cada fragancia, cada sabor; no porque antes no lo hiciera los que me conocen lo saben, sino que, ahora es en demasia intenso.

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