26 diciembre, 2009

Ecuchame!

Que tanto se debe saber de la vida como para que a la hora de manifestar con responsabilidad una opinión y aún más un consejo y así poder aplicarlo a un problema que determina emociones y conductas de alguien; y que este a su vez asuma las consecuencias de llevar a cabo o no la propuesta; como demostrar que cada palabra que se regala al deseo de que se viva mejor, se conviva mejor, que se hagan la vida más amable y más amena y sobrevivir lo suficiente para aceptar que nos hemos equivocado y sobrevivir los eficiente para ofrece una disculpa a quien se ha dañado en el transcurro del aprendizaje que es la vida, ésta vida, la vida misma.


No se juzga y mucho menos se enjuicia por los hechos que normalmente hablan por sí mismos aunque no se entienda bien en el contexto y tiempo en el que se dan sin antes comprender o saber siquiera los antecedentes en este punto es donde recae la responsabilidad de lo que se dice. Porque es importante sacarlas decirlas y no fastidiarse en guardarlas y esperar que algún día en el momento equivocado a la hora equivocada y tiempo equivocado salgan como válvula de olla de presión y dañen peor que bombas atómicas.

Aprender a escuchar, aprender a aceptar, aprender con humildad que alguien puede tener la razón que sabe honrar a sus padres y que lleva el orgullo de conocerse y tal vez de sentir de lo que está hablando no con la soberbia de que lo que expresa sea la verdad infinita pero puede mostrar un nuevo camino para aprehender un fin.

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